En 2009 abría sus puertas el Centre de Dia d’Adiccions d’Ontinyent, creado a partir de los fondos de una herencia gestionada por Cáritas Ontinyent y vinculado a la Fundación Arzobispo Miguel Roca-Proyecto Hombre Valencia. Desde su apertura el Centre de Dia d’Adiccions d’Ontinyent ha acogido la presencia de 272 personas, de las que 232 eran hombres 40 mujeres, con una franja de edad entre los 36 y los 45 años, procedentes de las comarcas de la Vall d’Albaida, la Costera, la Ribera y l’Alcoià-Comtat.

Sin embargo el Centre de Dia d’Adiccions d’Ontinyent necesitaba anclarse a un apoyo social que consideraba insuficiente en la actualidad. Y por eso acudió a La Fàbrica de Fil. Porque requería una solución profesional para poner en valor el trabajo que está desarrollando.

¿Amaneceres? ¿Paseos con caminos y arboledas? ¿Detalles de manos? Había que superar esa etapa, pero ¿cómo comunicar lo que significa un centro que lucha contra las adicciones y sus consecuencias? ¿Se puede hacer de una manera distinta, con otras imágenes, otros mensajes? Sí, se puede precisamente, atacando al centro del problema. Y en el centro de ese conflicto está la persona. Destruida, esclavizada, rota por las drogas, el alcohol o el juego.

«Comunicaríamos a partir de historias reales. Desde la verdad. Con un mensaje positivo. Optimista. En sintonía con la filosofía de Proyecto Hombre»

Desde el principio lo tuvimos claro. Comunicaríamos a partir de historias reales. Desde la verdad. Desde situaciones en crudo y duras. Pero con un mensaje positivo. Optimista. Que estuviera en sintonía con la filosofía de Proyecto Hombre y los objetivos que persigue el Centre de Dia d’Adiccions d’Ontinyent. Y así empezamos a luchar contra las cadenas que provocan las adicciones, contra la esclavitud y la dependencia. Surgió la idea. La libertad, la independencia frente a todo lo anterior.

Hilvanamos los materiales. Dimos forma a los contenidos. Y salió la campaña ‘Feliz día de la independencia’. Lo más importante fue darle coherencia a todo el tratamiento de la historia. Las fotografías. Los carteles. Los dípticos. El magazine. Y, por supuesto, el documental ‘El camí cap a la independència’. Todo debía guardar sentido y seguir las mismas pautas.